El Ser Auténtico

En el camino de la liberación debemos ser espiritualmente auténticos, de otra manera no sobreviviremos, y menos aún, no tendremos éxito. Nuestro nivel de autenticidad espiritual está ligado en forma directa a nuestro nivel de obediencia.

La obediencia al Verdadero Guía garantiza no sólo nuestra supervivencia sino nuestra victoria. Ese es Dios. Necesito tener Su guía.
(“El Punto Alfa” cap. El Verdadero Guía: El Satguru, pag.48 y 49)

Creamos nuestras jaulas, a través de nuestros propios pensamientos y deseos. Esos deseos crean necesidades y dependencias y estas dan por resultado el desequilibrio. Una persona verdaderamente libre ha eliminado de su vida los patrones destructivos. La libertad significa vivir en paz, ser totalmente no violentos. No es necesario ser un santo o un sabio para lograr esto; sólo es necesario ser un ser humano verdadero.  Un ser humano llega a ser auténtico mediante la interacción con el Único que es la Verdad. Esta interacción eleva la conciencia al estado natural de la pureza . La pureza es la expresión del alma a través de la materia de manera armoniosa y no violenta. 
(“El Punto Alfa” cap. El Verdadero Guía: Satguru, pag.60)

Creamos una imagen muy estrecha y limitada de nosotros mismos. “Soy un hombre”, “soy mujer”, “soy español o mexicano”, “soy joven o viejo”, “soy blanco o de color”. La imagen que tenemos de nosotros mismos puede ser limitada, porque no conocemos lo suficiente nuestros recursos, virtudes, valores, identidad, etc. Una investigación profunda sobre nosotros mismos, facilitará el cambio de la imagen que tenemos sobre nuestra persona.


Atrapado por esos límites mentales, el ser humano, en general, sólo utiliza el 10% de su potencial interno, y el 90% restante está disponible pero no lo utiliza debido al olvido o desconocimiento en que lo tiene. La práctica de la meditación nos ayuda a traspasar esos límites mentales. La meditación nos lleva a una dimensión más elevada sobre nuestra identidad que nos libera de esos límites. 

(“¿Quién manda en tu vida?” cap.4, pag.43)

Nuestra verdadera identidad es espiritualidad y podemos denominarla nuestra conciencia, espíritu o alma. Tenemos un cuerpo, vivimos en él y le damos vida. Nuestra identidad se expresa a través de nuestro cuerpo. Con él interpretamos muchos papeles en el escenario de la vida, en el mundo, al igual que un actor representa distintos papeles en un teatro. 
(“¿Quién manda en tu vida?” cap.6, pag.80)